Jamás he pensado en escribir acerca de los muchos problemas sociales, ambientales y salubres que azotan a mi país, pero hoy realmente necesito hacerlo para descargarme de cierta forma de la ineptitud y malos hábitos del paraguayo convencional.
Mes tras mes una plaga nueva o una enfermedad nueva una EPIDEMIA mejor dicho.
El caracol africano, una plaga que llegó desde quien sabe dónde coños hasta aquí, envenenando todo y trayendo peste a su paso, después no basta con eso, está en maldito dengue de siempre, ese minúsculo insecto de pacotilla que se reproduce a la velocidad de la luz y por vanos intentos de limpieza o mingas sociales no perece jamás, al contrario, los que perecemos somos nosotros, los ciudadanos que limpian y cuidan sus respectivos patios y los cerdos urbanos que no limpian ni hacen un carajo por la comunidad en donde vive, todos juntos en la misma maldita bolsa. Pero eso tampoco basta!
Las ex azules' aguas del Río Ypacaraí.
El nivel de contaminación es indescriptible, el olor nauseabundo inundó el aire de aquel lugar que una vez fue inspiración de cuantos poetas y cantantes paraguayos existieron en nuestra rica historia, bueno, hoy por hoy se han de estar revolcando en sus tumbas, y me pregunto ¿A qué más llegaremos para cuidar, valorar y amar el medio ambiente?
¿Qué más nos falta?
Teñir los cielos de un profundo púrpura para saber que estamos jodidos y tomar medidas DE VERDAD?
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