lunes, abril 29

Anécdotas del Bondi.

Realmente, desde que empecé a andar en bondi, me vino una especie de fijación literaria de relatar sobre todas mis recientes experiencias en dicho trasporte público.
Hoy, me desperté temprano, me duché, mi atenta y dulce madre me preparó la viandita* con el almuerzo y mi adorado café estimulante con leche y bueno, fui a la parada de bus más cercana o improvisada por nosotros (los habitantes, algunos más desaliñados que otros) y miré mi celular para ver la hora, marcaban como a las 6:15 a.m. Vaya, pensé, sí que llegaré temprano, es que de casa a mi trabajo no es más que media hora, quince minutos si tengo mucha, pero eso sí mucha suerte. 
En fin, se acercó el dichoso bus, y estaba lleno hasta el tope COMO DE COSTUMBRE en horas NO picos y horas PICO. Bueno, el amable chofer nos dejó subir a mi y a otras tres mujeres mayores más.
Y, como relatarlo, de pronto yo estaba en medio de un amasijo humano, me sentía masa, levadura amasada por el cuerpo de otras personas estrujándose por un poco más de espacio, o para llegar hasta el final del bus y al fin descender a sus respectivos destinos, era en parte chistoso, me encomendé al de barba como de costumbre, y luego empecé a reírme en silencio de la situación.
Una señora de contextura ancha y gruesa (ROBUSTONA TONA) se quejaba a viva voz cada vez que el chofer se detenía para hacer subir a otro nuevo pasajero:
''MBAEIKO OHUPIVETA'' Decía. Yo no me podía contener, quería apretarme el estómago con ambas manos y reírme, lo que de costumbre me pasa cuando oigo quejas ajenas, pero obviamente no podía arriesgarme a hacer tal cosa porque corría el riesgo de perder mi almuerzo, mi desayuno,y caerme de espaldas y morir aplastada (bueno, en teoría sí, pero en práctica todavía no se han registrado muertes por aplastamiento en los buses).
En fin, cada día despierto, y pienso en todo lo que tendré que pasar para llegar hasta mi lugar de trabajo, pero hago mis plegarias y estampo una tonta sonrisita en mis labios para aminorar el esfuerzo que todo esto supone para mi. Sin esfuerzos ni sacrificios no hay frutos, bueno, eso espero.
Mientras ahí nos vemos.

sábado, abril 27

Cambio de 180°

Mi primer sábado laboral. Bueno, cambié de trabajo. Cambié de ambiente. Cambié de medio de transporte. Cambié de horario. En fin. Cambié en mi rutina un 90%
Pero como todo tiene su ventaja, los sábados trabajaré solamente hasta el medio día, eso claro, en caso de haber una extrema saturación de pendientes por cumplir.
Por ahora me traslado hasta mi lugar de trabajo en bondi. (llámese ómnibus), y debo decir que está resultando una tremenda aventura, por que mira que aguantarle a esos choferes  TROLLS que pasan de largo con la excusa de que ya no cabe siquiera una aguja más en el omnibus sí que es bastante cruel, ademas de estrujarme diariamente con otras personas que andan en bondi, bueno, todo esto está siendo realmente educativo, tanto para redefinir mis valores como persona y ocuparme de mi misma.
Otra gran experiencia es la de cruzar la mortífera ruta internacional YO SOLA!. Si, lo he logrado, y sigo viva para contarlo y confirmarlo. 
La única parte a la que aún no me acostumbro es a almorzar sola, sola.
Y debo decir que desde que empecé a almorzar sola, empecé a valorar más la presencia de mi familia en la mesa, o al menos la presencia de mi madre. 
Y que más puedo agregar, bueno, recién logré adaptarme a los cinco días de haber estado allá. 
Hasta llegué a preguntarme, de verdad estoy acá?, de verdad estoy haciendo esto?, puedo hacer esto?

miércoles, abril 17

Que esperar, cuando no esperas nada.

Crecer es tan aburrido como ir a misa.
Hacer cosas de adultos es tan aburrido y odioso como despertarte temprano para ir a trabajar.
Los niños son felices, pero es un secreto, ellos aún no lo saben. Sus únicas preocupaciones están totalmente limitadas a su diversión y bienestar, solo ellos importan, el resto puede seguir su curso normal, o bien irse a la mierda.
Retroceder el tiempo y volver a mi infancia, creo que sería un fastidio, porque francamente, tener que volver a cursar la primaria, aprender a leer, a sumar, a multiplicar, aguantar estúpidos trabajos manuales de artes plásticas del colegio (cosa que jamás me ha salido bien) y por encima de todo volver a las épocas de obligar a mi mama a ir a las tontas reuniones de padres.. Pff... Que fastidio.. 
Obviando todo lo demás, me gustaría volver a sentirme como antes, como cuando no tenía preocupaciones, ideas trastornadas que revolotean por mi mente y por sobre todo, era capaz de dar y recibir muchos abrazos de mis seres queridos, ahora soy tan arisca cuanto un fétido felino domesticado, y si me dan un abrazo o doy un abrazo (especialmente a mi mama) se me forman ampollas lacrimales en los ojos y mi garganta se cierra... Si, es bastante raro, es algo que no tendría que pasarle a una persona, pero sí. Me pasa a mí. 
Me quejo de todo, interiormente claro, de lo contrario sería menos aceptada por la sociedad de lo que soy ahora (o eso creo). 
También interiormente, o exteriormente soy una anciana en el cuerpo de una chica de veinte años. Y la pregunta es, ¿Alguna vez seré capaz de adaptarme?.. ¿Alguna vez seré capaz de realizar todo lo que esperan de mi?
La presión que está instalada en la vida de los adultos es lo que por lo general actúa como condicionante en todas mis decisiones, lo que indica que sí; naturalmente y aunque no me caiga en gracia me da a comprender que estoy, soy, voy a camino, soy, ya soy una a-d-u-l-t-a.
Crecer no es divertido, claro que algunos, o la gran mayoría le encuentra mucha gracia a crecer, y hacer cosas de gente grande, salir, divertirse, manejar un coche, beber alcohol, o que se yo. 
Yo, sinceramente hablando, aún no le he encontrado la gracia.

sábado, abril 13

Un padre I-D-E-A-L

Estaba disfrutando de mi agradable sábado con 22°C de fresco otoño aplastando como de costumbre mis aburridas nachas sobre un viejo sillón plegable y navegando por la net, principalmente por Twitter, y me encuentro con un tweet no tan peculiar para algunos, pero sí especial y trascendental para mí, especialmente para mi.
El tweet decía: ''GRAN PARTE DE LAS CHICAS BUSCAMOS PARA NUESTRA PAREJA ALGUIEN COMO NUESTRO PAPA''
Y bueno, apenas terminé de leerlo me puse a revirar y analizar mi marañada vida de infante.
Mis padres se separaron cuando yo tenía siete años, fue la experiencia más triste y dolorosa por la que alguna vez pasé, y lo más perverso de la situación es que lo recuerdo todo como si hubiese sucedido ayer.
En fin, no quiero ponerme a escribir sobre la dramática depresión que tuve que pasar por la ausencia de mi padre en mi súper y gran interesante vida, lo que me interesa, en este aspecto es resaltar todo lo que para mí significó y hasta en la actualidad sigue significando su ausencia en mi vida.
No estuvo conmigo cuando hice la primera comunión, y el cual fue uno de los días más gloriosos de mi vida ya que fue el domingo 27 de octubre del año 2002, el día de mi dichoso cumpleaños. Yo lo extrañé, obviamente. Ver a mis amigas y compañeras acompañadas de sus padres, era muy envidiable, era amorosa y amargamente envidiable, porque yo quería estar en el lugar de cualquiera de ellas, porque ellas tenían a sus padres al lado, sus padres las miraban con orgullo y admiración, a mi me acompañaba mi madre y mi hermana mayor, mis fieles compañeras de toda la vida, y para ser sincera, cuando todas mis compañeras y yo subimos en los escalones del interior de la iglesia para tomarnos fotos y cantar, yo no dejaba de mirar hacia la entrada de la iglesia, con la vaga esperanza de que mi padre estuviera allí parado mirándome con orgullo y amor, con esa mirada de 'esa es mi hija!'.. Pero, pronto me di cuenta de que eso no iba a pasar, tenía un apretado nudo en la garganta, pero me dije a mí misma que no lloraría, miré a mi mama y a mi hermana y les sonreí, y agradecí a Dios por tenerlas ahí conmigo.
Tampoco me acompañó en mi fiesta de quince años, esa noche le tocó hacer el papel de padre a mi hermano mayor, mi madre estaba en España por motivos laborales, el papel de madre de aquella mágica noche la hizo mi hermana mayor.
En mi fiesta de colación del bachillerato medio tampoco estuvo ahí. Nuevamente el papel de padre lo llevó mi hermano mayor, nunca se lo dije, o no recuerdo habérselo dicho, pero se lo agradezco infinitamente, esa noche mi madre y mi hermana mayor y algunos familiares a quienes considero importantes estuvieron conmigo. Mi hermano mayor me dedicó esa mirada que siempre busqué y que hasta ahora eché de menos de mi padre, esa mirada de 'esa es mi hija!, SÍ!.. En este caso, adaptado a MI caso la mirada que me dedicó era de 'esa es mi hermana!!... Esa noche también volví a sentir la tan conocida envidia por mis amigas y compañeras que sí tenían a sus padres con ellas, era algo que siempre intenté superar, y cuando lo creía conseguir, volvía a aparecer, y me dolía el doble.. Y por ende el dolor aumentaba más y más. En fin, la parte del perdón ya fue concretada, pero el dolor no desaparece del todo, y cada vez que recuerdo todas esas ocasiones y eventos que marcaron mi vida y su ausencia, las lágrimas inundan mis ojos y se me forma el tan conocido nudo en la garganta.
Aún me quedan algunos años para terminar mi carrera, y el día de mi graduación, sea como sea, lo voy a tener ahí, de la forma que tenga que ser, amordazado y maniatado pero estará ahí mirándome con orgullo, y yo por fin podré acallar esa triste y amarga envidia que me acompañó durante muchos años.
Y el punto final de mi reflexión es que, sinceramente valga la redundancia de todo lo que relaté; para pareja y esposo, no quisiera a un hombre como mi padre.
Simplemente eso.