martes, febrero 5

Amor a primera vista. Parte III

Nubia se acomodó al lado de Rene y le sonreía tímidamente, volteó la vista hacia donde estaba sentado su hermano Isaac, y notó como su pequeño y perspicaz hermanito la miraba. ¡Rayos! No puede ser que a su tan corta edad note lo atraída que se sentía hacia Rene pensaba descontrolada mientras miraba hacia la dirección de su madre, intentando ocultar el pánico rojo que afloraba en su rostro.
- Isaac, estate quieto.- Le dijo Nubia a su hermano mientras apartaba la vista de Rene quien seguía con su tejemaneje con el cerrojo de seguridad de la puerta del coche.
El mini viaje duró aproximadamente veinte minutos hasta llegar a la casa de Rene, pasaron por amplios baldíos, caserones de hasta tres pisos con perros negros como guardianes, muros de hasta tres metros y medio y una simulada y casi simpática plazoleta pequeña con menos de cuatro balancines y un que otro columpio mal ubicado, hasta que la madre de Rene dio vuelta el coche y aparcó delante de una casa de tamaño considerable de color turquesa claro, la casa era elegante y austera, y la máxima decoración que Nubia halló fueron un par de recipientes de cerámica de tamaño pequeño que albergaban verdosos y bellos helechos que pendían del techo del corredor de la entrada principal de la casa, la puerta le indicaba que era la entrada principal, era de madera maciza de color marron oscuro, a su lado se veía un gran ventanal de vidrio maciso también con relieves que denotaban ondas, la ventana estaba protegida por imponentes rejas de hierro de color blanco imitando formas aredondadas e icónicas. La niña suponía que la madre de Rene tenía el mismo gusto floral que su madre, y por eso se habían llevado tan bien en la primera interacción. Al bajar del coche Nubia se puso a mirar detenidamente la casa de Rene, la vereda estaba revestida de concreto y por uno de los extremos estaba ubicado un cantero que contenía a un gran árbol cuyas hojas eran diminutas y caían por centenas, no reconocía la especie, en realidad ella no era muy buena para esas cosas como su madre, giró y se encontró con unos portones de hierro en formas distintas y diferentes que terminaban en una punta imitando las lanzas de los romanos que estaba revestido en pintura blanca. La madre de Rene abrió el portón principal, el cual Nubia suponía era el garaje, daba exactamente con otro corredor de la lateral de la casa y estaba revestido con otro gran ventanal de vidrio con ondas y las mismas rejas blancas de hierro. Caminó lentamente observando como su madre iba de la mano con Isaac y hablando con la madre de Rene, y de pronto aparece de vuelta en su frente aquel chico y le dice:
- ¿Cómo te llamas?.- Le sonríe y antes de que ella pueda contestarle el le dice.
- Mackie, ¿Verdad?.- Nooo! Que vergüenza! Ese era su apodo! Su maldito apodo familiar! ¿Cómo lo supo?. Nubia se aclaró la garganta y antes de reír nerviosamente le dijo.
- Emm, no, ese es mi apodo, me llamo Nubia.- Y le dio su sonrisa más cálida y amigable, que rara vez tenía oportunidad de usar.
- Ah, y por qué te pusieron ese apodo?.- Vaya Rene sí que era curioso, adorablemente curioso, pero Nubia no desaprovecharía la oportunidad de hablar con el, aunque sean tonteras sin chiste.
- Porque cuando era una bebe, me gustaba bailar la macarena, esa música del año 98'.- Nubia trató de hablar sin reír, porque incluso para ella misma relatar el porqué de su apodo familiar le causaba mucha gracia, por suerte ambos rieron y Rene la miró con desconcierto, como si le pareciera raro estarse riendo con una niña que apenas y conocía. Volteó y buscó con la mirada a alguien en la parte trasera de su casa y luego le dijo:
- Hoy jugamos al carnaval con mi amigo ¿querés jugar con nosotros?.- Santo cielo, Nubia estaba a punto de salir corriendo de allí, no sólo de la emoción de estar hablando con alguien interesante y de estar siendo invitada por él para jugar sino también por el hecho de que no era muy buena en esos juegos de carnavales, en el cual el único y temerario objetivo era acertar al oponente con globos llenos de agua, y lo que suponía mojarse, mojarse completamente, se miró los pies y luego examinó su ropa meditando acerca de lo que pensaría su madre de ella si la viera jugando con un chico y encima mojarse la ropa, no es que su madre sea muy estricta, mejor dicho era la rectitud en persona, pero hizo a un lado sus pensamientos negativos que no hacían más que opacar la futura diversión que la esperaba con Rene y su amigo y le dijo:
- Sii, me gusta la idea.- Se sonrieron y se dispusieron a ir en busca de las municiones.
Nubia estaba encantada y lo único que sabía con exactitud eran dos cosas. La primera era que no podía dejar de sonreír. La otra era que de seguro estaría en serios problemas por su comportamiento poco femenino.

Continuará...

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